El asteroide que "colisionó" contra un Policía en Paraguay
Nos reunimos para analizar desinformaciones que buscan deslegitimar el ejercicio de la libertad de expresión y para identificar las narrativas que justifican la violencia estatal.
El 1 de junio, un telescopio de la Nasa en Chile registró el objeto espacial conocido como 3I/Atlas. A partir del análisis de su trayectoria, se confirmó que proviene de fuera de nuestro sistema solar, desde la constelación de Sagitario. Viaja a unos 200 mil km/h, mide unos cinco kilómetros y tiene aproximadamente 11 mil millones de años.
El 29 de octubre, 3I/Atlas alcanzó su perihelio, momento de mayor proximidad con el Sol. Poco antes, nuevas imágenes revelaron que su brillo cambió de color rojizo a verdoso y de verdoso a azulado. Lo último que sabemos sobre este objeto es que ha acelerado; los motivos se desconocen.
Alrededor de 3I/Atlas se han divulgado muchas desinformaciones: que es una nave espacial de terrícolas del futuro, una invasión alienígena o un objeto que impactará con la Tierra. Sin embargo, las imágenes y observaciones astronómicas permiten determinar la naturaleza del objeto espacial, composición química y trayectoria futura. En Paraguay, en cambio, aunque existen registros auténticos de un hecho, algunos se dedican a manipularlo desde el discurso.
Para el ministro del Interior Enrique Riera, durante las protestas de la Generación Z del 28 de septiembre en Asunción, una muy identificable piedra colisionó con el casco de un Lince —oficial de Policía especializado en tácticas en motocicleta— y esto hizo que chocara, por “accidente”, a una mujer de 67 años y a su hija de 32. Pero, a diferencia de 3I/Atlas, que está a millones de kilómetros de la Tierra, los registros en video de ese exacto momento no revelan ni una piedra u objeto espacial colisionar con el oficial. Las imágenes sí muestran cuatro motocicletas, unos diez Linces, manifestantes acorralados contra una pared en señal de rendición, el choque frontal a dos mujeres y la nula asistencia a los heridos.
Hace algunas semanas, nos juntamos con miembros de la audiencia de La Precisa para analizar cómo se usa desinformación para reprimir y desacreditar las protestas ciudadanas. A estos encuentros los llamamos Mingas, un término que proviene del quechua y que resignificamos para nuestros espacios colectivos para la gestión de información. En 2023 hicimos una sobre desinformación electoral y otra sobre discursos de odio y desinformación de género en las elecciones. Y, el año pasado, analizamos las narrativas desinformantes sobre cambio climático del gobierno de Peña.
Los resultados del análisis con la audiencia confirman la hipótesis que manejamos. Sí, autoridades del gobierno usaron bulos para justificar la represión y, como si de un delirio se tratase, negaron la violencia policial. A esta narrativa la nombramos “Criminalización” y fue el recurso retórico más utilizado por las autoridades.
Un ejemplo de esta narrativa se dio cuando el comandante de la policía, Carlos Benítez, dijo ante el Congreso: “La Policía Nacional solamente llegó al uso de nivel de la fuerza dentro de lo que es el control físico. No hemos necesitado utilizar ninguna escopeta con balín, ningún gas lacrimógeno, ningún vehículo de hidrante, ni tampoco elementos antimotines o de Montada repartiendo garrotes”. Sin embargo, los videos en redes sociales muestran a grupos de hasta cuatro o cinco policías, Linces y “cascos azules” inmovilizando a un solo manifestante, con golpes de puño y el uso de cachiporras retráctiles. Además, hay varias imágenes de la Montada y de Linces persiguiendo a grupos reducidos de ciudadanos.
Otra característica de este tipo de discursos es minimizar toda expresión violenta, compararla con un hecho extremo o ridiculizar y caricaturizar los daños sufridos por los manifestantes. En su intervención ante el Congreso, el ministro Riera dijo: “El que peor tiene, tiene algunas escoriaciones. Esta es la famosa raspadura. Sucede cuando uno juega un partido de fútbol con los perros en una canchita. Pero no existen golpes […] ni pérdida de ojo o la boca, como sucedió con nuestro diputado […] Fue realmente un problema muy pero muy serio”.
Y sí, esa también fue una situación muy seria, señor ministro. Riera se refirió a lo ocurrido el 31 de marzo de 2017 donde un diputado fue baleado en el rostro durante las manifestaciones en contra del intento de reelección del entonces presidente, Horacio Cartes —que tuvo apoyo de sectores de la izquierda—. Lo que omitió es que en esas mismas manifestaciones, la Policía asesinó al joven militante liberal Rodrigo Quintana en la sede de un partido de oposición y que hubo más de 200 detenciones arbitrarias.
El cinismo del cartismo no deja de sorprender. Su capacidad de distorsión de la realidad, el arsenal de medios de comunicación al servicio de sus operaciones y la impunidad con la que actúan me da un poco de cringe. Hasta me animaría a decir que Riera puede afirmar, sin titubear, que fue un fragmento del 3I/Atlas el que colisionó con el casco del Lince y que, como un efecto mariposa, esto derivó en el accidente contra las manifestantes. Pero sabemos que eso es imposible, porque el asteroide se podrá avistar pasando cerca de la Tierra recién el 19 de diciembre.
La Minga para documentar la desinformación contra la participación fue organizada por La Precisa, junto al periodista brasileño Pedro Prata como parte del Programa de Intercambios de la Red Latinoamericana de Chequeadores. Participaron del registro y análisis: Ana Carrera, Brian Cáceres Verón, Eduardo Quintana, Gerardo Paciello, José Bueno Villafañe, Lucas Fornerón, Mauricio Maluff, Mauricio Lejarraga, Nadia Gómez, Robert Bourgoing, María Sol Arrúa y Lenys Alcaraz.
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